Algo importante que decirte
No sabía como iba a decírselo.
Nunca había sido muy buena con las palabras, su capacidad linguística estaba menoscabada, era torpe, vacilante, no sabía hacerse entender.
Pero tenía que decírselo.
¿Tal vez podría dejarle una nota por escrito?.
Ni modo. Para nada.
Nunca acudió a una escuela, salvo una semana en la que tan solo le enseñaron buenos modales y educación, era caro, asi pues que lo dejaron.
La vida se encargaría de enseñarla.
Hoy se lo diría.
Cuando él llegara, después de 12 horas laborales ininterrumpidas, cansado, quemado, irritado, enojado y agobiado, se lo diría.
Él tomaría Una cena frugal, un poco de tele y se iría a la cama.
Ella no podía esperar más.
Escuchó los pasos en el portal, la luz del pasillo de la escalera encenderse, la llave girando en el bombín de la cerradura y ella se levantó del sofa y se acercó excitada y nerviosa a la puerta a recibirle.
Le puso las manos en el pecho y le dió un morreo en los labios, luego le comió la cara a besos y lametones. Él le acarició el sedoso pelo de su cabeza.
- ¡Vale¡ ¡Vale¡ ¡Vale¡¡Ya está bien¡ ¿Que te ocurre hoy? - le dijo- He estado fuera mucho tiempo, ¿verdad?. ¿Me echabas de menos?.
No sabía que ella tenía algo importante que decirle.
No supo esperar más.
Era el momento. Se lo dijo.
.
.
.
¡Guuuaaaauuu! ¡Guauuu! ¡Guuaaauuu!
Sus ladridos de alegría parecían el aullido en celo de un loba saliendo de la garganta de un perro, su linda, cariñosa y jugetona Collie.
Nunca había sido muy buena con las palabras, su capacidad linguística estaba menoscabada, era torpe, vacilante, no sabía hacerse entender.
Pero tenía que decírselo.
¿Tal vez podría dejarle una nota por escrito?.
Ni modo. Para nada.
Nunca acudió a una escuela, salvo una semana en la que tan solo le enseñaron buenos modales y educación, era caro, asi pues que lo dejaron.
La vida se encargaría de enseñarla.
Hoy se lo diría.
Cuando él llegara, después de 12 horas laborales ininterrumpidas, cansado, quemado, irritado, enojado y agobiado, se lo diría.
Él tomaría Una cena frugal, un poco de tele y se iría a la cama.
Ella no podía esperar más.
Escuchó los pasos en el portal, la luz del pasillo de la escalera encenderse, la llave girando en el bombín de la cerradura y ella se levantó del sofa y se acercó excitada y nerviosa a la puerta a recibirle.
Le puso las manos en el pecho y le dió un morreo en los labios, luego le comió la cara a besos y lametones. Él le acarició el sedoso pelo de su cabeza.
- ¡Vale¡ ¡Vale¡ ¡Vale¡¡Ya está bien¡ ¿Que te ocurre hoy? - le dijo- He estado fuera mucho tiempo, ¿verdad?. ¿Me echabas de menos?.
No sabía que ella tenía algo importante que decirle.
No supo esperar más.
Era el momento. Se lo dijo.
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¡Guuuaaaauuu! ¡Guauuu! ¡Guuaaauuu!
Sus ladridos de alegría parecían el aullido en celo de un loba saliendo de la garganta de un perro, su linda, cariñosa y jugetona Collie.
2 comentarios
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Octavia -